CUANDO EL MUNDO SE DETUVO

CUANDO EL MUNDO SE DETUVO

El 26 de febrero de 2020, las pantallas de nuestros televisores se centraron en Brasil, allí se detectó el primer caso latinoamericano de la nueva enfermedad por coronavirus, que se esparcía  por el mundo; el 3 de marzo fue el primer caso en nuestro país.

Así fue como empezó a propagarse el virus con tanta rapidez, que el mundo entero se detuvo, desconcertado, con miedo, sin saber lo que pasaba.

No había consenso respecto a la naturaleza de la enfermedad. Las recomendaciones para prevenirla eran unas u otras; usar o no usar el tapabocas, usar alcohol en gel para las manos, lavarse las manos más de un minuto, lavar las latas, paquetes, cuando comprábamos en el   supermercado, mantener distancia entre unos y otros, exponerse tempranamente a la enfermedad o evitar a toda costa las aglomeraciones.

Sin embargo, pronto se hizo evidente que el gobierno debía tomar algunas medidas. Así que el nuestro, decidió en el mes de marzo dar comienzo a la cuarentena. 

El 16 de marzo ya se habían anunciado restricciones en casi todo el país.

La información no era clara, nadie sabía nada ni que hacer, las personas temían morir como tantas otras que habían sido contagiadas por el maldito coronavirus.

Pandemia, muerte, emergencia sanitaria, aislamiento social, pasaron a ser las palabras más escuchadas y temidas en todo el mundo.

La desconfianza, el miedo  a que la otra persona tuviera el virus y lo transmitiera  hizo estragos en los lazos humanos.

La  pandemia tuvo dos caras, la primera fue la solidaridad, la esperanza, el trabajo en equipo, y un Estado presente cumpliendo su rol. Un Estado que se vio y se sintió en las calles, en los hospitales, en los periféricos o salitas, en los barrios, etc.

Y la segunda, sacó lo peor de algunos saliendo a la luz; encierro, depresión, suicidios, separaciones, ansiedad,  violencia y femicidios.

Fue así, como un día el mundo se detuvo; pero nada es para siempre y otro día la vida en el planeta volvió a empezar, pero no como antes, ya nada ni nadie fue igual.