Este corto cuento, habla sobre una joven llamada Paula, la cual se sentía fea ante los demás. Su cabello con rulos, no le gustaba, porque la hacía sentir insegura. Aunque al final, ocurre algo sorprendente con el chico que le gusta.
Paula, se imaginaba ser como su compañera Luciana: tener ese lindo pelo lacio, sus bellas pestañas, ella lo tenía todo. Incluso, el chico más lindo del aula, llamado Nicolás, de vez en cuando, la miraba de reojo, ya que ella le daba celos con su amigo Mariano. Pero ella, se sentía fea, porque sus rulos no le gustaban.
“Me gusta tu risa de campanitas”, le había dicho un día Nicolás a Paula, y ella se había emocionado tanto que empezó a sentir que se moriría en ese momento. Aunque ella decía que su risa, no era suficiente para enamorarlo.
Luciana, se había dado cuenta de que Nicolás, la miraba de reojo y, en el baile organizado por los de séptimo, iba a hacer que él caiga a sus pies.
Paula, estaba arreglándose para la ocasión, pero temía ir con su cabello suelto, aunque su madre le daba ánimos. Ella, finalmente, había llegado al gimnasio y se pusieron a bailar, hasta que apareció Luciana. Se veía tan linda. Bailaron en grupo. Paula, estaba disfrutando mucho de sus rulos, hasta que llego él.
El chico iba esquivando los manotazos de la gente. Se sentía feliz. Él, la había visto, más linda que nunca. Por fin llegó a ella y le dijo: “Tus rulos se parecen a tu risa. Son mil campanitas sonando todas juntas”.
